EL VERANO... un gran nicho de mercado

Llega el verano, y en la soledad de un grupo más o menos numeroso que acudimos asiduamente al gimnasio, asistimos a la corriente migratoria de un grupo de predadores de máquinas que las ocupan todas, y las tienen como rehenes durante horas… imposible seguir una rutina lógica y lo que antes te llevaba una hora y media, ahora requiere el doble de tiempo.
Un compañero de rutina me decía... ES EL VERANO, TODOS LOS AÑOS LO MISMO... A QUEMAR LO QUE SE PUEDA PARA QUE EL CULO QUEPA EN EL BAÑADOR, PARA REVENTARLO CON TAPAS Y ATRACONES LUEGO EN QUINCE DÍAS... e hipotecarnos seis meses por lo que disfrutaremos en ese lapso.

Y sí... el fenómeno es real... apoyado por un alud de avisos comerciales, donde cuerpos esculturales y productos-milagrosos prometen conseguir lo que nuca se conseguirá por esos medios.

Cambios de actitudes? Desafíos personales? Ilusiones de verano? O tendencias dirigidas y manipuladas por programas de TV, revistas, y conductas de mercado?
Todo el mundo corriendo a quemar los michelines, a conseguir una tonicidad muscular a cualquier precio, a tensar la piel, a subir el culo, detener la celulitis… a sudar camas solares para tener ese color sanagoria, prima lejana de los beta carotenos en su versión original (zanahoria).
Las clínicas dentales saturadas de turnos para blanqueamientos dentales que producen unas sonrisas más blancas que el skeep ultra.

Crema anti estrías, baba de caracol, bifidus lácteos con añadido de no se que, quemadores de grasa, aceleradores de metabolismo, fajas y cinchas vestigios de antiguos métodos de tortura, pinchazos de botox de los legales y los de peluquerías, aparatos para abdominales, spot y afiches por todos lados de Corporación Dermoestética financiando los retoques por hasta 10 años, en el buzón de la correspondencia otro tanto... revistas con dietas... bla, bla, bla y así invadidos por un fenómeno que durará lo que un pedo en un canasto y que se repite año tras año.
Una verdadera industria de los meses de verano… y sino a las pruebas me remito, y a ver los medios gráficos, los afiches públicos, los anuncios en la tele, a ver qué es lo que nos venden en este tiempo? Con lo que duran las tandas comerciales, si no elaboramos un mantra y nos lo repetimos en voz alta cancelando esa información, caeremos en el inconsciente colectivo de que nos falta algo... y a partir de allí, si nos pillan distraídos y si no tenemos muy elevada nuestra estima... caeremos en idolatrar falsos profetas...
Y estos son tiempos en los que nuestros cuerpos han quedado sometidos a la lógica del mercado.
El valor de la imagen corporal se ha ido acentuando al amparo del modelo visual generado por las tecnologías de la imagen.
Los juicios estéticos (como también los éticos) tienen más que ver con lo cultural que con la objetivación material.

El consumo ordena, y la voluntad se hace endeble... ay señor! no me dejes caer en la tentación...
El cuerpo dirigido y manipulado por los designios de la ingeniería genética y de la cirugía estética.

A la metamorfosis corporal le sucede la metamorfosis social... o viceversa?
Ese mercado instaló en la sociedad occidental estándares de consumo, que rigen y movilizan los deseos circulantes. Al aumento de pecho, o afinamiento de naríz, le siguen hoy “refreschings vaginales" (vírgen otra vez, que por aquí no pasó nadie), aumento de volúmen en el saco escrotal (por si los huevos no marcan demasiado), bíceps de coña, tríceps de joda, y unas tablas de canelones que dejan unos abdominales como los del Ken de la barbie.
El consumo es liberador. Se trata de una vana ilusión, pero bien vale para reemplazar la trascendencia perdida. CUANDO YA NADA TE LLENA, Y NO HAY NADA QUE PUEDA OFRECERTE UNA BASE DE IDENTIFICACIÓN, NI UN FUNDAMENTO A LOS VALORES... ALLÍ ESTÁ EL MERCADO... QUE NOS PROPORCIONA ALGO PARA REEMPLAZAR A LOS DIOSES DESAPARECIDOS... nuevamente Señor: no me dejes caer en la tentación... Amén...
El poder manipulador de la Publicidad… si queremos sentirnos plenos, satisfechos, debemos invertir narcisísticamente nuestras vidas... es que como se suele decir en los velatorios: NO SOMOS NADA... apenas somos un puñado de retazos y también de desperdicios... en el que las apariencias no engañan, sino que colocan a cada uno en su lugar...
En fin... dijo Serafín, y se comió un chupetín... pero bajas calorías para no engordar...

Uno se esfuerza por escapar de este triste destino de ser parte de esa movida que condiciona y diseña las vidas de las personas centrándose en sus particularidades como consumidores... en donde somos lo que consumimos, pero también somos lo que promocionamos y vendemos.